POR ALEJANDRO QUINTERO GALEANO
Llevamos más de dos años de Gobierno, de intento de un cambio, pero las resistencias de las estructuras de quienes ejercen el poder real del Estado colombiano, que han hecho todo lo posible para no permitir que las políticas planteadas puedan desarrollarse, han tornado la situación más que dificultosa. No era para menos, después de más de 200 años de hegemonía conservadora-liberal en el poder, a favor de unos sectores privilegiados en el país, bajo la preminencia de familias históricas como los Santos, Lleras, Valencia, Pastrana, Gómez, López, Samper, Gaviria; con el surgir en los últimos 50 años, producto del narcotráfico y el paramilitarismo, de una nueva clase emergente, donde políticamente sobresale el apellido Uribe; con la formación de conglomerados económicos que han jugado un papel decisivo en la política económica del país desde los 50s como la ANDI. Era de esperarse que estos grupos económicos y políticos que se han apropiado del Estado, y que bajo la estrategia del narco-paramilitarismo cooptaron sus estructuras, se opusieran por todos los medios al cambio en las correlaciones de poder.
Hoy las gentes del común en Colombia, alejadas de los intríngulis políticos de nuestra historia, ante las dificultades de la vida cotidiana, se preguntan: ¿por qué no ha sido posible el cambio con el nuevo gobierno?

Difícil de entender que el llegar al Gobierno no es tener el poder del Estado, que la rama ejecutiva sin la mayoría de la legislativa, (los miembros del congreso, la mayoría representa las estructuras de poder antiguo y no del cambio), con la oposición política de la judicial (Fiscalía, caso Barbosa, Corte Constitucional y Corte Suprema de Justicia tomando decisiones no jurídicas sino políticas en contra de las iniciativas del nuevo gobierno) y de los organismos de control (Procuritical Cartography (Pluto Press, 2023), Ralf Ruckus rastrea la fascinante historia de las fuerzas de izquierda, subversivas y de oposición en China en los últimos 70 años. Analiza los movimientos interconectados desde la fundación de la República Popular China en 1949, describiendo a los principales actores, ideas y acciones. Llevándonos a través de la Campaña de las Cien Flores en la década de 1950, la Revolución Cultural en la década de 1960, los movimientos democráticos de las décadas de 1970 y 1980, y los movimientos de trabajadores que acompañaron estos eventos, dibuja una imagen clara de las corrientes políticas de China, su partido gobernante y los líderes hasta Xi Jinping con un foco en las luchas contemporáneas.

Chris Connery: A diferencia de autores de otros libros que aparecen en Made in China Journal, te encuentras fuera de la academia. Hemos coincidido varias veces en China y Hong Kong a lo largo de los años. Cuando la gente me pregunta si te conozco y, si es así, qué haces, suelo responder: “Es un revolucionario”. Lo digo con admiración. Tal vez no te describirías a ti mismo en esos términos, pero eso no es lo importante. ¿Podría compartir con nuestros lectores el sentido de tu vida y tus actividades en las últimas dos décadas, y cómo eso da forma a tu pensamiento y escritura sobre temas de interés?
Ralf Ruckus: Me gusta la pregunta porque me lleva de vuelta a finales de la década de 1970 y principios de la década de 1980, cuando comencé a involucrarme en el movimiento contra la guerra, el movimiento okupa, las protestas laborales y otras luchas sociales, primero, en Alemania Occidental y más tarde en Gran Bretaña. En ese momento, se produjo una opción importante en la izquierda: o pertenecías al campo reformista de los socialdemócratas, o más tarde, a los “verdes”, que optaron por la mera mejora de las condiciones dentro del capitalismo, o formabas parte de grupos revolucionarios y participabas en luchas sociales que tenían como objetivo derrocar al capitalismo. Esta distinción y la etiqueta de “revolucionario” fueron importantes para nosotros porque, basándonos en las experiencias de los movimientos radicales y las luchas sociales generalizadas desde finales de la década de 1960 hasta la década de 1980, pensamos que la revolución era, de hecho, posible y estaba en el horizonte.
El inminente cambio social y político importante o la revolución de las relaciones sociales no es provocado por un partido de vanguardia que llena a los trabajadores de conciencia de clase ni por un golpe de estado de “izquierda” para hacerse con el poder estatal. En cambio, es el resultado del empoderamiento de las clases trabajadoras, incluidos los trabajadores, los migrantes y las mujeres, a través de sus propias luchas. Por lo tanto, en lugar de iniciar una carrera académica para unirme a la clase educada y educar a los trabajadores, me uní a círculos políticos radicales que se dedicaban a hacer “investigaciones militantes”. Eso significaba que trabajábamos en obras de construcción, en fábricas y en otros lugares de trabajo, iniciabamos conversaciones con los trabajadores, interveniamos con octavillas y organizábamos protestas. Lo hicimos no como una vanguardia, sino como participantes que querían aprender de los trabajadores tanto como queríamos involucrarnos en las luchas sociales y políticas de su lado. Nuestra práctica se basó en una recepción bastante crítica de los conceptos del “operaismo” utilizados por grupos anteriores en Italia y Alemania.
Un proceso revolucionario para derrocar al capitalismo mundial necesita el desarrollo de una clase trabajadora global. Eso todavía no ha sucedido, así que también quería hacer algo en ese sentido, y me involucré en luchas sociales y en organización en otras partes del mundo. Por ejemplo, fui a Rusia para documentar la situación de los trabajadores a principios de la década de 1990, trabajé en centros de llamadas en Italia a principios de la década de 2000 y apoyé la organización de los trabajadores de Amazon en Polonia en la década de 2010. Esto también me llevó a China desde mediados de la década de 2000. No había forma de trabajar en trabajos proletarios en China, así que me centré en los intercambios con trabajadores y activistas de izquierda para aprender sobre las condiciones y luchas dentro y fuera de los lugares de trabajo, el movimiento feminista y los debates de izquierda en China. Y como la izquierda en la mayor parte del mundo sabía poco sobre las luchas sociales y los grupos de izquierda en China, comencé a traducir y publicar libros de trabajadores, activistas o académicos de izquierda chinos en alemán, inglés y otros idiomas antes de que finalmente escribiera dos libros yo mismo.
Hoy en día, a pesar de las muchas luchas sociales en curso, incluso dentro de la izquierda, muchas personas ni siquiera expresan la esperanza de una revolución que derroque al capitalismo, y por esa razón la etiqueta “revolucionaria” parece usarse mucho menos en los últimos 40 años. En cualquier caso, queda por ver si algo que haya hecho desde entonces ha sido, de hecho, revolucionario. Los resultados son los que hacen que algo sea revolucionario, no la etiqueta.

CC: Junto con Alain Badiou y otros, creo que la “segunda revolución” por venir podría ser de décadas, tal vez siglos, en el futuro, y que nuestras tareas actuales incluyen prestar atención a las nuevas energías políticas y alineaciones que podrían mantener viva la posibilidad revolucionaria; los “resultados” que mencionas podrían no ser visibles hasta mucho después de nuestro tiempo. Por lo tanto, me siento cómodo con un uso provisional del término revolucionario, incluso en tiempos como estos, con poco que esperar en el horizonte cercano.
Me ha impresionado el carácter internacional de tu trabajo político y tu dedicación a la investigación social, en el sentido radical de ese término, y estoy interesado en lo que esta historia aporta a tu comprensión de la escena política en China. Quería compartir un par de anécdotas de mi tiempo allí. Después de una conferencia que había dado en chino sobre la política de izquierda y derecha en el período contemporáneo, un estudiante universitario me preguntó: “¿Por qué la izquierda en China se considera derechista en Occidente?” Y en una conferencia académica en Shanghai en 2012, un académico local, con miraba ocasionalmente en mi dirección, describió tres posiciones políticas en la esfera intelectual contemporánea:
1-Liberales (自由主义者), que abogaban por un orden económico de estilo liberal occidental, incluida la privatización, la protección de la propiedad privada, la política multipartidista y los derechos individuales.
2-Marxistas de estilo occidental, cuya crítica se dirige en gran medida al Estado chino, al Partido Comunista Chino (PCCh) y a los sectores de la economía de propiedad estatal y privada. Esto hace que su crítica sea, en última instancia, bastante similar a la de los liberales.
3-Los marxistas chinos, que son críticos con el poder capitalista y son fieles a la revolución china y sus legados, y que buscan aprovechar ese legado para fortalecer la dedicación del estado y el Partido a lograr una mejor sociedad socialista.
En los últimos años, como sabes, el término peyorativo común para los marxistas de estilo occidental, como se describió anteriormente, es “Izquierda Blanca” (白左
Toda una estrategia maquiavélica en contra de la población colombiana que, al no tener presente esos detalles del contexto histórico, económico y político, caen en la trampa de la manipulación de la incertidumbre económica y social, que esos mismos sectores produjeron y que ahora intentan utilizar a su favor.

Algunos casos emblemáticos que corroboran esta situación son: La mutilación por parte dela Corte Constitucional de la reforma tributaria de 2022 cuando se declara inexequible el deducir las regalías del impuesto sobre la renta a las multinacionales que explotan nuestros recursos naturales, lo que demarcó un impacto fiscal de 6.7 billones para el Gobierno [1]; el bloqueo a la propuesta de presupuesto por parte del Congreso para el presente año con la posterior desaprobación de la Ley de financiamiento, dejando en calzas prietas la financiación de los diferentes programas impulsados por el Gobierno; la negación de la reforma a la salud en 2023 al ser archivada por la iniciativa de 8 senadores de la comisión séptima que ni siquiera permitieron su discusión en la plenaria Congreso [2]; la pérdida de congresistas y funcionarios públicos del Pacto Histórico por sentencias del Consejo de Estado [3]; el déficit fiscal de 83 billones, 6.8 % del PIB, el más alto en la historia; una deuda pública del 57% del PIB dejada por la administración Duque [4]; el déficit en el fondo de estabilización del precio de los combustibles FEPC que recibió esta administración por mínimo 37 billones [5] con lo que le tocó asumir el incremento de los precios a la gasolina y el ACPM.
Los peajes son otro capítulo heredado de las políticas de ajuste neoliberal instituidas por la clase económica dominante en el país desde los 90 con el Gobierno Gaviria, donde 8 grupos familiares (Sarmiento Angulo, Correa, Mario Huertas, Solarte, Aristizábal, Pacheco, Amín, Bautista [6]) han manejado las principales concesiones viales del país. De 180 peajes existentes, siendo Colombia el país con mayor número de peajes en Latinoamérica (incluso por encima de Brasil y México con territorio mayor), 148 se encuentran ubicados en vías primarias, de los cuales 119 son administrados por concesiones privadas con la concurrencia de la Agencia Nacional de Infraestructura ANI y 29 estatales por el Instituto Nacional de Vías (Invias), los restantes 27 son administrados por los departamentos; la figura de la concesión permite a estos sectores privados “recuperar” su inversión en las vías, a través de una regulación contractual realizada en los gobiernos anteriores, con las tarifas de los peajes y crea otro problema más para el Gobierno actual[7],[8], con los impactos negativos para la población y la economía del país.
Fuera de lo anterior, el Gobierno se enfrenta al fenómeno de la corrupción en todos los niveles, sobresaliendo el sector salud con la pérdida de billones de pesos por parte de las EPS, como ha quedado evidenciado por las investigaciones de la Superintendencia de Salud y el grupo ciudadano “donde está la plata de la salud”, casos como el de Nueva EPS, Sanitas, Coosalud, Saludcoop, etc., son emblemáticos. Además, de otros desfalcos sobresalientes como, en la Sociedad de Activos Especiales SAE, en la Unidad Nacional de Gestión de Riesgos y Desastres UNGRD (donde resultó comprometido un integrante del propio gobierno), en el Órgano Colegiado de Administración y Decisión de Paz OCAD Paz, en la Unidad Nacional de Protección (UNP), con sendos escándalos donde sobresale el papel del gobierno anterior.

Hoy el poder económico dominante a través de los medios de comunicación de su propiedad (corporativos) trata de obtener ganancia de la sensación de malestar económico y social culpando al gobierno, endilgándole la culpa de todo, cuando gran parte de la situación actual es consecuencia de sus políticas anteriores; y desconociendo que en dos años, solo con el poder del ejecutivo y sin el poder real del Estado, sin el legislativo, sin la imparcialidad de la rama judicial y de sus instituciones, es muy difícil sacar adelante las políticas de mejora para la sociedad, que permitan una apertura democrática; y no como muestra nuestra historia, de las mismas familias y grupos económicos dominando el Estado a su haber con los sectores populares rezagados del desarrollo.
Con miras al 2026 surge entonces la estrategia, de esos sectores dominantes de derecha, de manipular el desconocimiento de la población general y canalizar el desconcierto y el odio creado a las personas de Petro y Francia Márquez, con la construcción de un racismo cultural [9], donde se hace creer en una dualidad moral que los buenos son la “gente de bien”, las élites, los tecnócratas, el sector privado y que los “malos” son los representantes de los sectores pertenecientes a las clases medias y bajas, los que no están preparados y ejercen mal el poder, el sector público. Bajo la falacia que incluye la meritocracia, se hace creer a los pobres culpables de su propia situación, individualizándolos, para encubrir las causas estructurales de su situación y por esa vía, no permitirles entender quiénes son sus verdaderos verdugos; sino que, por el contrario, se validen las propuestas del “salvador” (candidato que aparecerá de las derechas).
Se enfatiza así en las personas, sus competidores políticos del Pacto Histórico, en sus determinadas caracter?trong>), una expresión que ha conservado una aceptación considerable.
El subtítulo de tu libro, “Una cartografía política”, sugiere que se necesita una cierta cantidad de mapeo conceptual al aplicar el término “izquierda” al contexto chino. Tengo algunas preguntas sobre la política del término y volveré a lo largo de mis preguntas a las dificultades de traducción sugeridas en las anécdotas anteriores. Me gustaría comenzar con algunas preguntas historiográficas que surgen de tu uso del término para incluir la totalidad de la historia de la República Popular China (RPC), desde 1949, a través de la Revolución Cultural, hasta el presente.

Comencemos con el período anterior a la Revolución Cultural. ¿Cómo caracterizarías los términos izquierda y derecha, tal como se usaron en el discurso oficial (como la Campaña Antiderechista)? ¿Qué relación, si la hay, tiene esta versión de “izquierda” con los movimientos de protesta durante ese período que describes como “izquierda”? Ho-fung Hung (2011), Elizabeth Perry (2008), y Kevin O’Brien y Li Lianjiang (2006) utilizan términos como “resistencia justa” o “protesta de la economía moral”, y Perry ha sugerido que este tipo de protesta puede ser más “de apoyo al sistema” que “subversiva del sistema”. Muchas de las protestas de la década de 1950 que describes usan el lenguaje y las promesas del estado. ¿Qué, en tu opinión, hace que una protesta de la década de 1950 sea de “izquierda”?
RR: La mera distinción entre “marxistas de estilo occidental” y “marxistas chinos” entre los intelectuales chinos de izquierda es engañosa. Esa separación sirve para defender a aquellos izquierdistas que siguen la línea del PCCh y promueven los “intereses chinos”, y se utiliza para atacar a aquellos que no siguen la línea del PCCh y critican el régimen del PCCh. Además, el término “occidental” sugiere que solo hay una posición a la que los izquierdistas chinos podrían referirse, aparte de una “china”. Eso muestra un desprecio por las posiciones e influencias que se originan, por ejemplo, en el Sur Global u otros países postsocialistas. Aquí, también parece ser utilizado como una descripción despectiva, calificando a aquellos que siguen ideas extranjeras como “no chinos” o traidores.
Sin embargo, dejando a un lado esas distinciones oficiales, incluso si hacemos un relato más complejo de las posiciones de izquierda en China e incluimos varios círculos de izquierda que no se ven a sí mismos como intelectuales, distinguimos diferentes corrientes de la llamada Nueva Izquierda cercanas o críticas con el Partido, y analizamos las corrientes maoístas y otras anticapitalistas en los círculos obreros o feministas, el problema persiste en que el uso del término “izquierda” es controvertido y fluido.
Sin embargo, eso no es exclusivo del contexto chino, ya que la confusión o la lucha por el significado y el uso del concepto “izquierda”, así como “liberal” o “derecha”, también existe en otras regiones del mundo. Los activistas de izquierda que conozco en Polonia, por ejemplo, evitan por completo el término de izquierda o marxista porque generalmente se identifica con el pasado socialista del país. Y los traductores franceses de mi libro de 2021 El camino comunista hacia el capitalismo argumentaron en contra del uso de izquierda o izquierdista como una descripción de los activistas chinos y de otros actores porque, según ellos, los términos franceses correspondientes, gauche/gauchiste, se utilizan a menudo para el reformista Partido Socialista Francés.
Es importante superar la confusión y encontrar una referencia y comprensión comunes de la “izquierda” en China y en otros lugares. Eso puede abrir nuevas posibilidades para la colaboración y las luchas a través de las fronteras o incluso para estrategias comunes para superar el capitalismo y el patriarcado, así como otras formas de exclusión, explotación y discriminación. Para llegar a un entendimiento común, necesitamos categorías claras. Por eso empecé el libro La izquierda en China con una propuesta para un marco izquierda/derecha. De acuerdo con ese marco, las posiciones de los actores sociales o políticos deben identificarse utilizando al menos dos atributos: su posición sobre la distribución de la riqueza y su posición sobre la distribución del poder. Llamo a las posiciones que apoyan la distribución equitativa de la riqueza de acuerdo con las necesidades de las personas, “colectivistas de izquierda”, con “explotador de derechas” como lo contrario. Y llamo a la distribución equitativa del poder “igualitaria”, con “autoritaria” como lo contrario.
Otro elemento importante de mi análisis es mi enfoque en la relación entre las luchas o movimientos sociales y los actores o grupos de izquierda. Como sabes, no analizo a los líderes de izquierda, intelectuales u otras personas y su “pensamiento”. Me interesan los conflictos y las luchas sociales, y cómo produjeron o inspiraron a actores o movimientos de izquierda, porque esa es la dialéctica que potencialmente crea procesos revolucionarios. Para China, eso significa que me concentro en las luchas sociales contra las condiciones establecidas por el régimen del PCCh y sus aliados, y que miro a los círculos de izquierda de oposición que surgieron de esas luchas o comenzaron a apoyarlas.
Con respecto a la década de 1950 y el uso de “izquierda” y “derecha” por parte del PCCh, el concepto crucial es la distinción de Mao Zedong entre las desviaciones de izquierda y derecha de la línea del Partido. Escribió que oponerse a las medidas que el Partido considera necesarias es una desviación de derechas. Sin embargo, forzar medidas que el Partido cree que aún no deberían tomarse es una desviación de izquierda. En palabras exactas de Mao:
“Cuando llega el momento adecuado para que se haga algo, hay que hacerlo. Si no lo permites, es una desviación “derechista”. Si no ha llegado el momento adecuado para algo y, sin embargo, tratas de forzarlo, esa es una desviación “izquierdista””. (Mao 1977: 230-31)

Las fuerzas procapitalistas y aquellos con puntos de vista de derecha seguramente también existieron en China en la década de 1950. Sin embargo, el concepto de desviaciones de la línea del Partido dio a los líderes del PCCh una herramienta para declarar derechista a cualquiera que se opusiera a sus políticas, ya fuera una persona que exigiera mercados capitalistas o defendiera los intereses de los trabajadores durante una huelga.
Los términos “resistencia justa” y “economía moral” que tu mencionas se utilizaron para las luchas de los campesinos y los trabajadores urbanos del sector público contra el deterioro de sus condiciones durante las reformas capitalistas de las décadas de 1990 y 2000. De hecho, estos términos también se pueden usar para describir las huelgas que comenzaron después de que se llevara a cabo la nacionalización de las industrias urbanas a mediados de la década de 1950. En ese momento, los trabajadores creían que la transición socialista debería garantizarles un mejor estatus o posición como los nuevos “amos de la fábrica”, así como mejoras materiales, y que debería crear condiciones igualitarias para todos los trabajadores.
Los aspectos cruciales para determinar estas luchas como de izquierda o no son: ¿quién estaba involucrado, qué estaba en juego y cómo se desarrollaron? El grupo más grande detrás de las huelgas fueron los trabajadores de unidades de trabajo recientemente nacionalizadas. Estaban insatisfe?sticas, inventadas o reales, (falacia ad hominem), para invalidar el proyecto político, toda una artimaña bien montada con el fin de recuperar el gobierno en el 2026 a través del engaño de los sectores populares.

A pesar de la propaganda negativa y de las múltiples adversidades expuestas, y contrario a lo que se muestra en los medios corporativos, sí hay mucho en la ejecución para resaltar de este gobierno: disminución de la inflación del 10.8 al 5.1 %, desempleo del 11.3 al 8.2 %, deuda pública del 65 al 47 % del PIB, la pobreza del 36 al 33 % (1.6 millones de pobres menos), el peso colombiano se destaca entre las divisas más fuertes del mundo, aumento del turismo de 4 a 6.5 millones, entrega de tierras a campesinos pasamos de 37.000 hectáreas con Santos y Duque a 440.000 hectáreas en 28 meses, disminución de la deuda del FEPC en 50 billones de pesos, disminución de la deforestación en un 70 %, disminución en un 50 % de las muertes por desnutrición infantil, crecimiento del transporte aéreo 15 % y en el férreo de carga un aumento del 114 %, se han incautado 861.7 toneladas de cocaína y 455 toneladas de marihuana 15 % y 8 % más que en 2023.
El Ministerio de Salud conformó 10.193 equipos básicos de salud visitando a 370 mil hogares en los lugares más apartados del país, el bono pensional para mayores de 80 años pasó de 80.000 a 225.000 pesos, las madres comunitarias pasan de recibir del 20 al 95 % del salario mínimo legal vigente, la renta ciudadana beneficia a 3 millones de personas para seguridad alimentaria, reciben apoyo más de 110 mil adultos mayores, se construyeron 25 granjas solares, más de 110 parques operativos generando 1.450 Gwh/año para abastecer a más de 2.1 millones de personas, se mejoraron más de 2.400km de vías terciarias, inclusión digital rural de 200 mil hogares conectados en la Guajira, Nariño y Chocó, 10.200 hogares wayúu conectados en Riohacha y Manaure beneficiando a 40.800 personas.
Se han creado cinco zonas de reserva campesinas para desarrollo rural y agricultura sostenible, el Plan de Alimentación Escolar PAE alcanzó 79.9 % de cobertura, en zonas rurales 92% y población indígena 91.4 %, cerca de 846 mil estudiantes en las Instituciones de Educación Superior (IES) acceden a la educación gratuita con una inversión de 1.15 billones, 507 obras educativas, 49 colegios nuevos y 458 sedes mejoradas en 17 departamentos beneficiando a más de 139 mil niñ@s, nueva facultad de medicina en la universidad del César, se crean programas de restauración ecológica en 221.716 hectáreas con 5.000 familias amazónicas, se aprobó la reforma pensional, se continúa insistiendo en la reforma a la salud, la educación superior, el Icetex, la justicia, se es protagonista en el ámbito internacional con la COP16, se aprobó el acuerdo de Escazú, se tiene un presidente líder mundial con una posición firme en contra del genocidio del pueblo palestino, promotor de la paz y la des-carbonización mundial.
Por ello, de nuestra acción colectiva mayoritaria con, el desenmascaramiento de la mentira, el convencimiento en nuestro proyecto político –Pacto Histórico- de apertura democrática para Colombia, la unidad de la acción, depende la continuidad y las verdaderas transformaciones que nuestro país requiere.
Notas
[1] https://www.larepublica.co/economia/corte-nego-incidente-de-impacto-fiscal-y-se-mantiene-la-deducibilidad-de-las-regalias-3869662#:~:text=Mediante%20la%20Sentencia%2C%20la%20Corte,del%20impuesto%20sobre%20la%20renta.
[2] https://www.infobae.com/colombia/2024/03/12/la-reforma-a-la-salud-de-petro-corre-grave-peligro-siete-senadores-firmaron-una-ponencia-para-archivarla/
[3] https://www.eltiempo.com/politica/partidos-politicos/las-derrotas-del-pacto-historico-en-el-consejo-de-estado-perdio-tres-congresistas-796285
[4] https://www.elespectador.com/opinion/columnistas/salomon-kalmanovitz/el-corrupto-legado-de-duque/
[5] https://www.rtvcnoticias.com/deficit-estabilizacion-combustibles-duque-ocampo-37-billones
[6] https://kavilando.org/lineas-kavilando/territorio-y-despojo/8824-ocho-grupos-familiares-manejan-los-peajes-de-mas-de-50-vias-de-colombia
[7] https://unimedios.medellin.unal.edu.co/bitacora/conexion/1336-concesiones-peajes.html
[8] https://www.infobae.com/colombia/2025/01/05/el-costo-de-los-peajes-en-colombia-se-convirtio-en-un-verdadero-dolor-de-cabeza-para-el-gobierno-petro-incremento-su-precio-en-casi-30-en-ano-y-medio/
[9] https://www.youtube.com/watch?v=uRm8qGIC9TE