CORRIENTE SOCIALISTA INTERNACIONAL DE TRABAJADORES /
Un verdadero tsunami golpea a todo el planeta. La “gestión” de la pandemia por el capital engendra una catástrofe a escala mundial que azota con gran violencia a todas las poblaciones. Esta pandemia constituye una formidable oportunidad para los multimillonarios que ven aumentar exponencialmente sus fortunas.
Esta situación inédita por su extensión es dramática. Subraya la responsabilidad criminal del capital y de los gobiernos a sueldo del mismo, así como de la ONU, el FMI, la OMS en la destrucción de todas las conquistas sociales y de la civilización. En especial, tal es el caso en materia sanitaria con la política de destrucción de hospitales y también por la sometimiento de la investigación científica a las exigencias de ganancia de los trust (monopolios) farmacéuticos.
En los países de África, América Latina y Asia, la política de la deuda y el saqueo de los grandes trust han contribuido a la destrucción de los servicios sanitarios, aun limitados, establecidos tras la independencia o más recientemente en algunos países (por ejemplo, hay 30 camas de cuidados intensivos en Níger, 30 en Sierra Leona, y en un país como Brasil, en la ciudad de Manaos, 130 personas han muerto en los pasillos del hospital dada la ausencia de medios y la escasez de oxígeno que impide colocarles un respirador).
En las viejas potencias imperialistas como en el caso de Europa, la carrera hacia el beneficio y la rentabilidad, en nombre de la reducción de gastos públicos, ya había golpeado los servicios eficaces existentes: en Francia, en treinta años, se han cerrado 135.000 camas hospitalarias, en Alemania se han liquidado 600 hospitales en el mismo período; lo que lleva a los hospitales en Europa, al igual que en América Latina, a la saturación.
Las exigencias del capital –enzarzado en una loca carrera por asegurar sus ganancias- destruyen a la humanidad y todo lo conquistado por la lucha de trabajadores y pueblos en los últimos siglos.
El capital es responsable de la terrible catástrofe actual, que se suma al saqueo destructor de las naciones, a las guerras, a las hambrunas que provocan cada año 9 millones de muertos cuando hay una vacuna: el alimento. Hay también decenas y decenas de millones de seres humanos, en todos los continentes, a los que se llama “emigrantes”, pero que huyen de las guerras, la miseria y el hambre.
En esta situación, el capital y los gobiernos a sueldo del mismo utilizan la pandemia para intentar provocar un cambio fundamental de la sociedad. A golpe de campañas de terror, de leyes liberticidas, intentan llevar a cabo todo lo que no pudieron lograr por la resistencia de los trabajadores y los pueblos: destrucción de la fuerza de trabajo, atomización de la clase obrera, destrucción de las conquistas, las bases productivas y las naciones.
Para hacerlo, a escala mundial, bajo las formas más diversas (estado de emergencia sanitaria, estado de excepción, toques de queda combinados con el boicot “negacionista” de las medidas sanitarias), instauran –o amenazan con hacerlo- medidas liberticidas con el común objetivo de imponer su política destructiva intentando dividir a los pueblos para prevenir movilizaciones revolucionarias, que se temen, como ha sucedido en Argelia, en Chile, en Líbano, en Paraguay, etc. En torno a las grandes instituciones internacionales y al lado de numerosos gobiernos, han empezado a producirse grandes maniobras encaminadas a dividir a los trabajadores y los pueblos y a desviarlos de su propio objetivo.
Hay que decirlo, las cúpulas “oficiales” del movimiento obrero, en la mayoría de los casos, apoyan o acompañan esas políticas, provocando en el seno de las organizaciones la resistencia de militantes y responsables sindicales, ya que la política de los dirigentes pone en peligro la existencia misma de los sindicatos.
Más allá de los orígenes y puntos de vista diferentes, todos los que participan en la actividad de esta Corriente de Trabajadores coinciden en la necesidad de preservar la independencia de clase y por lo tanto rechazar cualquier “unión sagrada” abierta o velada, cualquier “concertación” con los explotadores.
Por ello, llamamos a todos para establecer juntos la acusación del capital. Os llamamos a todos a remitirnos contribuciones sobre la situación en cada país y sobre las luchas que en ellos se llevan, para dar un alcance mundial a esta acusación del capital.
Estableciendo juntos esta acusación del sistema basado en la propiedad privada de los medios de producción, somos conscientes de contribuir en común a la lucha para acabar con la opresión y la explotación.
CORRIENTE SOCIALISTA INTERNACIONAL DE TRABAJADORES
Los coordinadores del Acuerdo:
Luisa Hanune, secretaria general del Partido de los Trabajadores de Argelia
Dominique Canut, en nombre del buró nacional del Partido Obrero Independiente de Francia.
Abril de 2021.
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