MISIÓN VERDAD /
El despliegue de sus ONGs va en consonancia con sus ambiciones de expansión financiera, por lo que ha basado su proyecto en conceptos de sociedad y economía en lo pregonado por el filósofo austriaco ultraconservador Karl Popper, odas a las democracias representativas por su capacidad para desarrollarse hasta el mínimo de Estado y el máximo de mercado.
Una de las mayores fortunas del mundo
Para aquellos que aún no sepan nada del cuestionado especulador y operador financiero de la criminal CIA, el húngaro-estadounidense George Soros, la suya es una de las mayores fortunas del mundo y se dedica a supuestas labores de ‘filantropía’ de corte progresista y prooccidental. El problema está en qué destina el dinero, y se ha convertido en un enemigo a batir por la mayoría de líderes que se muestran contrarios a la globalización y demás valores de Occidente. Mueve todos los hilos posibles para instaurar su agenda.
Soros fue uno de los promotores que se aplicó a fondo para revertir el Brexit, estuvo detrás del movimiento Black Lives Matter, financió la caravana de inmigrantes centroamericanos hacia Estados Unidos en 2018. Según el expresidente Donald Trump, deportó judíos hacia la Alemania nazi. El primer ministro islandés Gunnlaugsson dijo que había financiado una conspiración para sacarlo del poder cuando apareció en los Papeles de Panamá -en los que también salió Soros-. El líder turco, Recep Tayyip Erdogan, aseguró que pagaba a terroristas mientras él purgaba disidentes, y el dictador de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, le acusó de haber financiado a Armenia en los enfrentamientos del pasado julio de 2020.
En Estados Unidos es muy cercano al clan Clinton y a Barack Obama, así como muy próximo a los hilos del poder que se mueven al interior del Partido Demócrata, por ello apoya al gobierno de Joe Biden.
Soros parece ser un bando en sí. O se está a favor de su agenda, o se está contra él. Normalmente, suelen ser los conspiracionistas los que hablan de su existencia y tejemanejes y, los demás, creen que las batallas están en otras arenas y pasan de largo de una figura a la que no se conoce bien.
La Sociedad Abierta (Open Society) tomó forma de movimiento financiero, y detrás de la cortina ha estado moviendo lobbies.
Una vasta red de ONG ha sido desplegada en las últimas décadas en todo el planeta, muchas de ellas bajo la directa influencia de las fundaciones de Soros, no sólo para imponer relatos que sirvan a las mediocracias locales e intereses foráneos en un país, sino incluso para influir en las leyes que operan en las estructuras judiciales de las democracias representativas.
En Venezuela, la organización no gubernamental más mediatizada, con la tinta afilada para crear expedientes, es el Programa Venezolano de Educación-Acción, mejor conocida por sus siglas Provea. Desde el portal Misión Verdad se han denunciado suficientemente las acciones de esta ONG tanto a lo interno como internacionalmente.
¿Cuáles son sus intenciones, disfrazadas de filantropía en su versión de pajaritos preñados? Habría que conocer al personaje en cuestión.
Quién es George Soros
Resaltaremos algunos aspectos del perfil de Soros para dar paso a su prontuario.
Nacido en Hungría con el nombre Gyorgy Schwartz, vivió hasta la adolescencia en este país de Europa, con la “dicha” de que la Wehrmacht invadiera Hungría en 1944 para colaborar con los nazis, entregando judíos para trasladarlos a los campos de concentración, ayudar a robarlos y catalogar sus propiedades. Contaba tan sólo con 14 años.
Luego de la victoria soviética contra los nazis en 1945, Soros fue a Londres para cursar estudios de Economía a mediados de la década de 1950. Allí conoció al filósofo Karl Popper, quien influiría en su visión libertaria de la política para rellenar el vacío teórico de sus ambiciones financieras. Entró en acción con el Banco Singer & Friedlander de Londres, y luego se mudó a Estados Unidos para trabajar con F.M. Mayer de Nueva York. Luego hizo su jugada maestra financiera con su propia fundación especulativa, Quantum Fund, que sigue siendo su principal vía de operación, pero que sirvió sobre todo para quebrar la libra esterlina y así Soros llevarse su primer billón debido a la aplicación de su máxima:
“Encuentra una tendencia cuya premisa sea falsa, y apuesta tu dinero contra ella”.
El despliegue de sus ONGs va en consonancia con sus ambiciones de expansión financiera, por lo que ha basado su proyecto en conceptos de sociedad y economía en lo pregonado por Popper, odas a las democracias representativas por su capacidad para desarrollarse hasta el mínimo de Estado y el máximo de mercado.
En 1993 fundó el Open Society Institute, cuyo sistema de financiamientos pasó a ser una estructura global y denominarse Open Society Foundations. La Sociedad Abierta (Open Society) con sede en Nueva York, tomó forma de movimiento financiero, y detrás de la cortina se han estado moviendo lobbies de bancos y fondos de inversiones con sus instituciones que los legalizan: el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial bajo las órdenes de Washington y Wall Street. A fin de cuentas es miembro del Carlyle Group, un cartel de ricos que quieren hacerse más ricos.
El concepto de Open Society
El mismo Soros ha escrito y publicado un libro en el año 2000 llamado Open Society: Reforming Global Capitalism, donde habla sobre las sociedades abiertas que fomenta con el movimiento oenegero.
La sociedad abierta “tiene el gran mérito de asegurar la libertad de pensamiento y de expresión dándole amplio espectro a la experimentación y la creatividad”. Se refiere, por supuesto, a aquellas sociedades en las que la penetración capitalista ha sido sin mayores fisuras ni resistencias en ciertos territorios, en las que las condiciones ideales están sujetas a lo que los tecnócratas llaman “libre mercado”.
Soros sugiere que “los Estados Unidos, la Unión Europea, y muchas otras partes del mundo se acercan a clasificarse de sociedades abiertas”. Es más, “los conceptos de sociedad abierta y economía de mercado están íntimamente conectados, y el capitalismo global nos ha brindado lo más cercano a una sociedad global abierta”.
La sociedad abierta ideal, agrega, “está abierta al cambio y al mejoramiento”. En pocas palabras, el turbocapitalismo financiero como dogma de fe.
Las millares de ONGs que financia a lo largo y ancho del planeta a través de su fundación serían los pilares políticos y jurídicos para aplacar cierto “fundamentalismo de mercado”, como él mismo lo llama. La democracia sin Estado proteccionista sería una imagen para crear “las leyes e instituciones que fueran necesarias para la coexistencia de la plétora de individuos y la multiplicidad de comunidades, podría arribar una sociedad global”.
Aparte de todos los escollos que trae consigo la invasión capitalista en un territorio “virgen”, destinado exclusivamente a la extracción de materia prima como los países latinoamericanos o de semifeudos industrializados como las naciones de Europa del Este la retórica propagada en aquellas zonas infectadas de ONGs con cheques de Open Society Foundations es que los seguidores y beneficiados de Soros tienen esta “ética” del mal Estado contra el buen civismo, y la separación de poderes, típicos espejitos ideológicos de los defensores de la democracia representativa, o de lo que queda de ella en el mundo.
Una sociedad que incluya individuos sin escrúpulos, abiertos al mercado (controlado por corporaciones y bancos anglosajones, nada que ver con los BRICS u otras alternativas) y con el culturicidio de pueblos y regiones enteras detrás como paisaje roto. Esa es la imagen real de la sociedad abierta.
El alcance estructural de las ONGs financiadas por Open Society
No por casualidad Vladimir Putin expulsó de suelo ruso a la fundación de Soros en 2003. Debido a que la meta del especulador serial es la de “fortalecer una sociedad global abierta”, que para eso tiene sus organizaciones estrellas International Crisis Group, un think-tank reconocido por sus informes sobre situaciones límite y de caos en zonas de guerra, y Human Rights Watch, organización al servicio de los intereses de los Departamentos de Estado y de Defensa de los Estados Unidos.
Dice Soros que las sociedades tienen que homologarse a una única mundial, poseer una concepción “global en su alcance y ser capaces de tener impacto en cómo los gobiernos y las instituciones internacionales se conducen a sí mismos”. El beneficio, por supuesto, no va hacia el 99 % de la población, sino a los pocos restantes.
Open Society, un grupo de fundaciones y organizaciones autónomas en más de 50 países, es el antecedente institucional de las “ayudas” de Soros por tratar de implosionar los antiguos países soviéticos y de Europa del Este (Hungría, Checoslovaquia, Polonia). Varias de sus ONGs se han incrustado en países como Letonia y Georgia, como relata el investigador Phil Butler, “operan como cualquier fondo de inversiones de Soros. Blanco, inversión, y reunir más inversores, para controlar hasta que el proyecto madure”.
La revolución de color en Macedonia, los intentos de instaurar una Ucrania nazi para invadir por debajo de la mesa a la Rusia de Putin, e incluso el uso de ONG -con que Soros sostiene grandes negocios, cuyo pilar es Natural Resoruce Governance Institute- para detener la construcción de oleoductos y represas que convienen a China y Myanmar y no a sus inversores, son algunos ejemplos históricos en curso de cómo operan las organizaciones no gubernamentales con esta visión de la sociedad abierta.
Luego de que Soros donara una millonada a Human Rights Watch, esta institución buscó judicializar a nivel internacional al coronel Gaddafi, el líder libio asesinado, así como lo hizo con Milosevic por “crímenes de guerra” y “crímenes contra la humanidad” por el caso Kosovo. Una amplia campaña fue desplegada y ambos países, Libia y Yugoslavia, fueron minados y bombardeadas por la OTAN.
Open Society tiene un proyecto común para Latinoamérica y el Caribe, con una oficina única en Brasil a cargo de coordinar el despliegue de sus ONGs en toda la región. El objetivo se afinca en la neoliberalización desde el Cabo de San Román hasta la Tierra del Fuego con las inserciones financieras de Soros: una sociedad abierta a los bolsillos de los financistas del caos mundial. No en balde el “venezolano” de ultraderecha Moisés Naím, un fascista globalizado, quien pregona el “fin del poder“ como eufemismo para nombrar la inserción globalista en todo el planeta, forma parte de la directiva internacional de la organización del especulador húngaro-estadounidense.
Por lo que la balcanización del mundo es un leit motiv para Soros. Por eso su alianza demostrada con la CIA para desestabilizar Europa, envuelto en la denominada “crisis de refugiados”. Junto a sus think-tanks, con el concepto de “fronteras abiertas” bajo el brazo, Soros ha sido financista del Plan Merkel para el problema de migración que enfrenta Europa desde hace años.
Ante la grave decadencia del mundo financiero, Soros da patadas de ahogado y redefine sus políticas en pro del caos, allí donde se siente seguro para generar más ganancias, y apoyado por estas ONGs que él mismo las define desde sus movimientos financieros. A fin de cuentas, es un especulador con bolsillo holgado, un manipulador de monedas falsas.
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