Trayectos y desafíos de los partidos progresistas en América Latina y el Caribe

CLACSO /

En la Ciencia Política dominante se adopta como un presupuesto convencional la definición “mínima” de la democracia como competencia electoral entre élites políticas. De ahí se ha derivado también una concepción “mínima” de los partidos políticos como organizaciones de intereses que compiten en elecciones.

Tales definiciones “minimalistas” no son simplemente empíricas: surgieron en el contexto de la Guerra Fría y luego se volvieron dominantes en el curso de la “tercera ola de transiciones a la democracia” (Huntington, 1991), caracterizadas por el predominio de la ideología neoliberal tras la caída del muro de Berlín.

Los estudios sobre la “democratización” entre comillas de los países de América Latina y Europa del Este implantaron, como correlato teórico de la doble transición hacia la democracia política y el liberalismo económico, la analogía conceptual entre las nacientes instituciones democráticas y la libre competencia del mercado. De ahí se sigue la concepción de los partidos como actores que maximizan su propia utilidad promoviendo, en el período determinado para las elecciones, una “oferta” electoral para el “consumo” de los electores.

La presente investigación bibliográfica realizada por CLACSO y apoyada por la Fundación Friedrich Ebert (Uruguay), procura hacer un viaje intelectual a través de los progresismos vividos en América Latina durante el nuevo milenio. Navega a través de las aguas profundas de los partidos políticos y de la política progresista explorando sus agendas, desde las propuestas por la vida buena hasta la transición energética y la ampliación de derechos de las personas y la naturaleza, los avances en la redistribución económica, así como los obstáculos de la oposición neoconservadora.

Este libro constituye un muy buen aporte para entender los progresismos en América Latina y los retos que tienen para encarar las transformaciones sociales en el marco del asedio que viven los lánguidos procesos democráticos de la región que cada día se asientan como plutocracias.

Su temática se adentra en un fenómeno de trascendencia singular que tuvo lugar en América Latina y el Caribe a principios del siglo XXI. En medio del consenso global neoliberal, una oleada de gobiernos progresistas emergió, desafiando los postulados del modelo económico neoclásico predominante. Estos gobiernos lograron un periodo de predominio que permitió la recuperación de la capacidad del lugar estatal para gestionar lo público, la redistribución de la riqueza y la provisión de bienes y servicios públicos, la ampliación de derechos y el reconocimiento de diversos grupos sociales, junto con algunas reformas institucionales, incluyendo procesos constituyentes. Sin embargo, estos logros plantearon persistentes interrogantes sobre la orientación política en América Latina y el Caribe, actualmente debatida entre la continuidad del pasado y la renovación para el futuro. Estos cuestionamientos se arraigan en una región caracterizada por ser la más desigual del planeta.

La actual coyuntura, exacerbada por los impactos de la pandemia de Covid-19, las consecuencias de la guerra en Ucrania, los efectos del conflicto en Medio Oriente, y la consolidación de una ultraderecha antidemocrática con claros tintes fascistas han consolidado las tendencias de concentración de riqueza, empobrecimiento creciente y aumento de la vulnerabilidad de poblaciones enteras ante la violencia y los fenómenos relacionados con el colapso climático. Además de nuevos desafíos, estos cambios regresivos expresan también limitaciones de los gobiernos progresistas que es necesario pensar, discutir y superar aprendiendo de las experiencias vividas.

Temática para la reflexión y el debate

La investigación culmina planteando algunas tesis críticas en torno del debate político actual en la región, abordando tópicos que permitan orientar el trabajo con los partidos progresistas como los siguientes:

  • La agenda política neoliberal (la del Consenso de Washington) se encuentra en declive hegemónico, domina (sobrevive sin convencer) y su violencia crece a medida que se deteriora la tasa decreciente de ganancia del capital.

  • La lucha más eficaz al neoliberalismo es la democracia como igualdad de los comunes que generen nuevos pactos sociales de convivencia.

  • No habrá democracia como igualdad si no se rompe el colonialismo interno (el modelo “acumulador desacumulante colonial”) de América Latina y el Caribe.

  • Pensar el cambio estructural implica cerrar las enormes brechas que existen entre las praxis culturales de las grandes mayorías (culturas mayoritarias pro-comunes solidarias) y el diseño de las instituciones políticas liberales.

  • El origen de la crisis cultural se encuentra en la valorización predatoria del tiempo en el marco de la metamorfosis del tiempo-trabajo.

  • Lo Nacional de lo popular es la Matria Grande.

  • La contradicción es consustancial del tránsito de la contra-hegemonía hacia una nueva hegemonía.

  • Sólo el pueblo salva al pueblo, para lo cual es cuestión de sobrevivencia juntar las fuerzas políticas con las fuerzas sociales y hacer que converjan sus luchas.

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Tomar partido. Trayectos, aprendizajes y desafíos para los partidos progresistas en América Latina y el Caribe